La segunda oportunidad de vida que muchas personas encuentran en Gestores de Paz
Julián es uno de los primeros 500 beneficiarios de este programa del cual hacen parte un grupo de reinsertados, personas en condición de vulnerabilidad, víctimas de violencia y jóvenes expandilleros. Una iniciativa que lidera la alcaldía de Cali y le apuesta a bajar los índices de inseguridad, generar oportunidades laborales y a afianzar la reconciliación.
Tomar la decisión en principio no resulta fácil, pues como el mismo Julián afirma: “uno se acostumbra al dinero fácil, a lo robado… pero tener una vida tranquila en donde además hay oportunidades de estudiar, trabajar y ayudar a otros, eso no tiene precio”.
Por esa razón, todos aquellos que hacen parte del proceso tienen un acompañamiento psicosocial, educativo y en formación para el trabajo, pues si bien es cierto que las malas compañías, como ellos mismos afirman, son las causantes de que se pueda caer en el pasado, también es cierto que la familia es el principal motor para cambiar la vida personal y de aquellos quienes le rodean, al igual que seguir firmes en el nuevo camino.
Esta transformación de vidas, que sin duda tiene un gran impacto social, es una iniciativa de la alcaldía de Cali que además es respaldada por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y del apoyo técnico de la Agencia Presidencial de Cooperación internacional, APC-Colombia. Esta última además facilitó que, a través de la cooperación Col-Col, Gestores de Paz se diera a conocer en otras regiones del país como Putumayo, Norte de Santander, Quindío y Bolívar con el ánimo de que se puedan abrir espacios para cambiar vidas, especialmente de jóvenes o víctimas que consideran que para ellos aún no existen oportunidades.
Así, con ánimo y orgullo Julián, al igual que otros gestores, cuentan a otros su historia y experiencia en donde siempre destacan la retribución que le hacen a su ciudad con las buenas acciones, luego de haber sido parte de un problema del que fueron víctimas o victimarios: “Desde muy joven, y por la mala influencia, caí en la delincuencia y en las drogas. En varias ocasiones fui arrestado por la policía, pero dejado en libertad con condiciones; fui tan descarado que seguí delinquiendo, motivado por la plata fácil para comprarme lo que se me antojaba. Al robo le sumé la venta de drogas, hasta que finalmente tuve que conocer la cárcel. El haber estado allí me hizo pensar en el camino que estaba tomando, pero solo hasta que mi mamá me habló e incluso me contó de un sueño que tuvo en el que yo terminaría muy mal, tomé la decisión de cambiar de vida y le prometí a ella que nunca más me iba a ver en esto…por eso hoy soy un gestor de paz y siento que fue mi mejor decisión”, afirma Julián mientras fija su mirada en una de las calles de su ciudad natal.
Como la de Julián, en cada gestor de paz hay una historia de vida, que muchas veces resulta dolorosa, pero que hoy es contada con una confianza y perspectiva diferente en la que los sueños cobran protagonismo; en el caso de este joven caleño es poder estudiar y graduarse de sicólogo: “Si se quiere, todo se puede; llevar una vida por buen camino es posible, incluso en personas como yo que nos era difícil cumplir horario, acatar órdenes y trabajar para ganar dinero de manera digna y honrada”. Puntualiza con convicción y alegría
Es por esa razón que para quienes conocieron la experiencia de Cali, en voz de sus propios protagonistas como el caso de Julián, es la oportunidad de implementar este modelo en sus territorios y con ello transformar a más seres, restaurar familias y sociedades para así contar con un nuevo tejido social que permita generar la verdadera paz y apostarle a un mejor futuro del país, que se construye entre todos.