Las comunidades beneficiarias de los proyectos deben pertenecer preferentemente a los sectores rurales más necesitados.

Los proyectos atenderán los diversos aspectos del desarrollo integral de una comunidad: salud, vivienda, agua potable, infraestructura comunitaria, producción y educación en la fe.

La comunidad beneficiaria aportará con sus propios recursos: sueldos, promotores, profesores, transporte, mantenimiento de vehículos, alimentación, terrenos y, en la medida de lo posible, los técnicos.

Los proyectos deben ser parte de un proceso que esté viviendo el grupo o la comunidad y no el fruto de la improvisación. Los proyectos deben ser planeados, ejecutados y evaluados con la participación de la misma comunidad.

En aquellos proyectos que se refieran a cursos o programas de capacitación o de radio se debe cuidar siempre la formación humana y cristiana, y especificar la temática y su desarrollo como parte de la documentación necesaria, así como el nombre de la asociación y responsable del curso o programa, autorizado por el Ordinario del lugar ( Por el nombre de ordinario se entiende los Obispos diocesanos y todos aquellos que, aun interinamente, han sido nombrados para regir una Iglesia particular o una comunidad a ella equiparada).

Los proyectos deben venir acompañados de una carta con el aval del Ordinario del lugar, en la cual se debe informar, si es el caso, a qué otra institución de ayuda se están presentando simultáneamente.

Para los proyectos de construcción o adaptación, destinados a servicios comunitarios, la propiedad del terreno debe ser de la Iglesia y es requisito anexar copia o certificado del título de propiedad.

Los proyectos deben remitirse a la Secretaría del Consejo de Administración antes del 30 de abril del año en curso.

Los aportes que concede la Fundación no sobrepasan los quice mil dólares americanos.
Los aportes que concede la Fundación se hace a título de donación. Es laudable, cuando sea posible, crear sus propios fondos rotatorios, como lo han hecho algunos beneficiarios.

Los responsables de cada proyecto lo enviarán directamente a la Secretaría del Consejo de Administración y además remitirán los informes.

No se aprobarán nuevos proyectos de una circunscripción eclesiástica que no esté al día en la presentación de los informes de proyectos aprobados en años anteriores.

Al concluir el proyecto aprobado se debe colocar una placa recordatoria de que la obra ha sido posible gracias a la ayuda del Santo Padre, a través de la Fundación Populorum Progressio.