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Chocó despega como destino turístico con apoyo de la cooperación

Chocó despega como destino turístico con apoyo de la cooperación

Tradicionalmente, los viajeros reconocen a Chocó como lugar turístico a través de destinos como Bahía Solano, Capurganá y Nuquí, pero son pocos los que saben que este departamento del Pacífico colombiano cuenta además con extraordinarias zonas de descanso y real contacto con la naturaleza entre selvas y ríos, como sucede en territorios como Beté, Itsmina, Tutunendo y Andagoya.

En estos lugares existe un gran potencial de turismo experiencial; un turismo forjado por las propias comunidades que buscan exaltar su cultura ancestral y su riqueza natural. Por la dinámica social de estos municipios, el turismo va más allá de ser una actividad económica, para convertirse en una oportunidad de desarrollo integral para el territorio. Esta característica ha atraído la atención de la cooperación internacional que está ayudando a abrir nuevos caminos de emprendimiento y trabajo conjunto, en una apuesta por consolidar a esta zona como uno de los principales destinos turísticos de Colombia.

Por lo anterior, esta ruta de aprendizaje, que lideró APC- Colombia con apoyo de la cooperación española y que incluyó destinos turísticos cercanos a Quibdó y en la zona del río San Juan, estuvo acompañada por la líder comunitaria y experta en el tema, Josefina Klinger; una mujer que, a través de su Fundación Mano Cambiada y su reconocida experiencia en Nuquí, conoce más que nadie al sector turístico de la región y puede acertadamente aportar y orientar a quienes inician proyectos similares en las diferentes zonas de Chocó. De esa manera, Josefina es contundente al afirmar que se debe trabajar por un modelo de Turismo Comunitario que tenga en cuenta la gestión ambiental y cultural, y que vaya más allá del negocio, pues se trata de una relación de trabajo conjunto de exaltación y aprovechamiento de las exuberantes riquezas que ofrece la geografía, la gastronomía y la cultura chocoanas. Y ese modelo, afirma Josefina, debe basarse en la confianza y la relación complementaria entre familias que le apuesten al turismo comunitario.

Así, en cada una de las visitas realizadas, fue posible conocer iniciativas de turismo comunitario de las organizaciones que hacen parte de este intercambio de experiencias Col-Col como son ChampaMía,Fundación Adagoya y Cooperativa agroecoturística Tutunendo. La inspección en terreno y la retroalimentación dada por el grupo de participantes facilitó contar con apuestas de mejora concretas para el mediano y largo plazo.  

Los lugares de visita y seguimiento, protagonizado por habitantes indígenas y afros, ríos y selvas, presentaron el gran potencial natural, la riqueza en biodiversidad y la valiosa historia cultural y ancestral que aún existe en sus pobladores, hábitat y paisajes:

  • Beté: el paso fluvial en lancha es ambientado por el dulce aroma de las flores; sus gentes se complacen ante la presencia del turista y entre danzas y sonrisas dan la bienvenida para iniciar el recorrido por el sendero de madera que permite penetrar aún más en la naturaleza que conlleva a la ciénaga y otros caseríos cercanos habitados por personas amables que preparan y ofrecen dulces manjares.

 

  • Tutunedo: ocupa el primer lugar en biodiversidad y se dice que sus aguas son fuente de eterna juventud. En este ecosistema se aprecian varias cascadas que al escucharlas con atención componen un pacífico ritmo de paz y armonía, que combinadas con la infinidad de plantas y árboles, hacen  que la conexión y el respeto por el medio ambiente sean los protagonistas. Allí, los jóvenes mantienen viva toda una cultura al danzar al son de chirimías.
  • Itsmina: el río San Juan permite llegar a caseríos en los que se aprecia una inolvidable panorámica de los cerros. Las comunidades que allí habitan se dedican a cultivar variedad de plantas medicinales con las que se puede tener contacto y conocimiento de sus propiedades. En Itsmina además aún es posible encontrar a las mujeres dedicadas a la minería artesanal para extracción de oro y platino; una actividad que exige jornadas arduas que son atenuadas por el folclor y las historias ancestrales.

  • Andagoya: sus casas patrimoniales y la gran historia que se registra en fotografías y en la memoria de algunos habitantes se conjugan con espacios cercanos de senderos naturales en que predominan los cultivos de productos autóctonos como borojó y coco. En Andagoya además se mantiene la preciada tradición de los Alabados: cantos religiosos, propios de funerales, que se constituyen en un patrimonio invaluable de la cultura chocoana.

El turismo comunitario en Chocó es un recorrido por todos los sentidos. Y en la apuesta de proteger y conservar este gran pulmón ambiental que es la selva chocoana, fomentar el  respeto por la diversidad y el rescate cultural de sus habitantes está el apoyo de la cooperación internacional, particularmente de APC-Colombia en alianza con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, AECID y la Universidad Tecnológica del Chocó.  A través de los intercambios Col-Col, Colombia le enseña a Colombia, se siguen propiciando espacios de intercambio y articulación en los que, además de los nuevos aprendizajes, se materializa la transformación de las comunidades y sus entornos hacia una apuesta de desarrollo y sostenibilidad para el país.

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Modificado el Jue, 11/06/2020 - 12:46